Esta es una cuestión de voluntad política, y de favorecer al medio ambiente frente a los intereses de la industria farmacéutica.
Si se recetasen el número/dosis de medicamentos para una dolencia, se evitaría el desperdicio de millones de medicamentos por fecha de caducidad.
Si mi tratamiento dura 7 días a razón de 2 tomas por día, lo razonable es que mi médico me recetase 14 pastillas y que la farmacia me vendiese las mismas, y no un blister con 30 comprimidos.
Los medicamentos son una de las principales fuentes de contaminación del agua.
Y las medidas vigentes para su reciclaje (los puntos Sigre de las farmacias) apenas tienen uso.
Con esta medida no sólo se terminaría con la 'obsolescencia programada' del formato blister (comprar más de lo necesario, dejar que caduque, tirar, y comprar de nuevo más para otro tratamiento).
También se aliviaría el bolsillo del contribuyente: de un lado, se reduciría de forma notable la factura de la Seguridad Social (que, a fin de cuentas, sale de su bolsillo) en la financiación de medicamentos y la parte del coste de adquisición del medicamento que no está subvencionada.